No hace mucho tiempo cayó en mis manos un estudio sobre el psiquiatra Cody Mash. En base a él una profesora de la Universiteit Antwerpen nos explicaba aplicado al mundo económico, cómo las empresas viven en una continua terapia grupal. Terapia en donde pequeños grupos, antes tribus, guiados por un líder van marcando una senda, y que es en el momento en que este líder desaparece o varía el rumbo, cuando la empresa cae en crisis materializándose más tarde en la cuenta de resultados, que viene a ser la expresión de ese síntoma previo.
Han pasado tres partidos ya desde mi última visita a La Garita de Concha Espina, lo cual me ha ayudado a reflexionar bastante sobre el panoráma patrio. El Real Madrid se ha enfrentado contra el Racing de Santander, CSKA y Rayo Vallecano mientras que por su parte el FC Barcelona ha jugado contra Valencia y Atlético de Madrid. El glorioso Aleti, ese club indescifrable en manos ahora de un chalado del fútbol, de enorme liderazgo y que a corto plazo no le hará mal a la institución, a largo plazo se verá.
Se jugaba una de las manos de la Liga en un radio de menos de diez kilómetros. Hace tiempo que Madrid aglutina mucho fútbol, mucho consumo y con ello cuatro equipos en primera y otro que no anda lejos de ascender. El líder visitaba al Rayo Vallecano, equipo de barrio que el fútbol le ha hecho ciudad, visitar Vallecas es entrar en otra dimensión, en la de la comuna, en la de la autogestión y Fuenteovejuna. Estadio lleno, los parados asistían con descuento y las gradas enarboladas de banderas lilas, rojas y amarillas que cantaría Serrat, sinónimo de fiesta. No se puede decir nada más, el partido en condiciones normales se hubiera ido a la derrota para el Real Madrid, y sí, es cierto, no se dieron las condiciones normales. Condiciones de azar, de terreno invadido por topos que a la vista parecía jugarse con un balón de rugby y el fallo arbitral que estuvo presente. El Madrid vestía de rojo, sin complejos se soltó arriba en ausencial del malogrado Benzema en manos del General Invierno Ruso y con un Higuaín errado y obtuso ante el contexto que se le puso en frente. Por su parte, un talentoso jugador, Diego Costa decidió bailar con Pepe y Ramos, cada ataque se convertía en una afrenta entre los tres, en la cual el vallecano salió derrotado. Remató a puerta una vez, perdió un total de diez balones y fue castigado con amarilla en uno de esos muchos lances. En una jugada a mi juicio nada clara, sufre un encontronazo con Ramos o este último le suelta el codo, depende para donde tire el forofismo de cada cual. La acción, se mire por donde se mire es injustificable. de haberlo visto Corbalán lo hubiera castigado con penalti y expulsión. Y precisamente es injustificable por que el balón estaba guarnecido por Khedira, Casillas y Pepe que llegaba desde atrás. Nada de esa jugada sin el codazo dichoso hubiera llegado a buen puerto, pero el penalti existe, qué duda cabe. Al Madrid se le empezó hacer pesado el campo, el ambiente y la grada, y el Rayito se vino arriba con un trastazo que rebota en la escuadra y lo escupe la portería. La primera parte, no tuvo nada más.
En la segunda el Madrid salió peor si cabe, y es en un córner donde Cristiano Ronaldo consigue dar los tres puntos al equipo. Con la ganzúa se saca un remate sin mirar a portería que jamás había visto antes, no afirmo que fuese fácil o difícil, pero sí cuanto menos intrépido. A partir de ahí el Rayo jugó a tumba abierta, dos ocasiones claras de Piti y Tito que se intercalaban con contraataques de los merengues, el Domingo recubiertos de fresa, y que bien pudieron finiquitar el partido. El duelo termina con la expulsión de Michu en el minuto noventa, que por ser no es ni falta.
El Rayo mereció más y surgen las sospechas y la polémica, ¿Se le puede dar a un equipo por derrotado con una expulsión y un penalti? ¿Hasta qué punto esa jugada hubiese supuesto la derrota inmediata del Real Madrid? Se habla que al Madrid le han pitado diez penaltis frente a cuatro del Barcelona, la pregunta sería ¿Eso penaltis han sido justos? El Real Madrid ha tenido 450 remates a gol, 62 remates más con el doble de llegadas al área que su competidor. ¿No puede estar ahí la explicación? ¿No parece más empírico este argumento que decir que los árbitros son de un equipo y temen de factores exógenos para pitar a favor o en contra de alguien? Debe resultar profundamente triste y frustrante pensar que el que gana la competición siempre es el que más ayuda arbitral recibe.
Con esta línea, para mí honorable, el FC Barcelona estuvo de acuerdo desde el periodo que comprenden los años 2009-2012, es decir, cuando se gana sin paliativos. Y es el propio líder de la tribu quien impone este código de conducta y a la par se inventa una historia propia. Su historia cuenta que el FC Barcelona no solo no utilizará la excusa arbitral a futuro, sino que es algo que no ha empleado jamás. Todo ello sin el más mínimo sonrojo. Y es ver ahora la cara de pánfilo del susodicho en rueda de prensa lo que ofrece dudas a cualquiera, atisbándose un claro desvío en su conducta. Porque el FC Barcelona está abandonando la terapia grupal, en favor de un terapia individual de pura contención por parte de su entrenador, fajado en el dilema de seguir o no en el barco, de cambiar de vitola autoimpuesta o de pasarse a lo natural y a lo que se ha hecho siempre.
Porque lo que se ha hecho siempre es, maldecir la desdicha y al estamento arbitral cuando las cosas te salen mal, y mirar para otro lado cuando las cosas salen bien. El FC Barcelona todavía no ha perdido nada, y se asoma una pedorreta infame con las palabras de su vicepresidente, la reunión entre Sandro Rosell con el dueño de los árbitros, Ángel Villar y un discurso ilegible de Guardiola tras una victoria precedida de una mano clara de Busquets en el área y dos fueras de juego birlados al Atlético de Madrid. En estas se está paseando el equipo fuera del Nou Camp.
Por su parte el Real Madrid, ha vuelto a la mala vida, a la que le da jugar sin Granero y Kaka en favor de Coentrao y Khedira. Y esto tiene sus contras, se especula con el resultado, no se controlan los partidos, la posesión se desvanece, Özil queda en aprietos y el rodillo se limita a la genialidad arriba del que nunca falla, Cristiano Ronaldo. La Liga tiene señal de peligro en las siguientes curvas; Real Madrid contra Osasuna, Atlético de Madrid, FC Barcelona y Athletic de Bilbao. Son los doce puntos clave.
Lo advierto porque la Liga no está ganada, ni mucho menos. De serlo así, en las ruedas de prensa del Nou Camp solo podría preguntar el Banco Sabadell previo pago y el ruido de fondo sería tan ensordecedor que convertiría al Mourinho del año pasado en un alborotador de medio pelo. Los que llevamos tiempo en esto lo conocemos...
Un abrazo.
