jueves, 20 de octubre de 2011

LEONARDO DA VINCI O UN ALBOROTADOR OFICIAL

Dicen que la Edad Media supuso uno de los periodos más oscuros, improductivos y estériles de la historia de la humanidad. Años inundados de grescas, esclavitudes y conflictos bélicos desde el ocaso del Imperio Romano. No se crean, pero cualquier institución o grupo humano atraviesa fases similares, y el Real Madrid no es menos. Porque el Real Madrid, todo se ha dicho, viene de un periodo el de los 90 y principios de siglo más que fructífero en todas las percepciones, no tan largo como el Romano, pero los ciclos en el fútbol no dejan de ser como una empresa punto com, más cortos y veloces.

Recibía el equipo merengue a uno de los históricos de la liga, se respiraba que la ciudad estaba impregnada de un color especial. Porque Sevilla, y más si cabe el Real Betis, tienen un color muy especial. Representan a un consumo tremendo y una gestión terriblemente nefasta para sus intereses. Es un equipo que permanentemente se ve tirado por todos y cada uno de sus aficionados que se ven en la obligación de amotinarse frente a la institución cuando ven que las cosas no se hacen bien. Algo que no ocurre en otros países, quizás sí en otros clubes de España como puede ser el glorioso Atlético de Madrid,  porque en muchos sectores de este país el futbol no es una cosa que se trate a vida o muerte, sino algo que va más allá. 

Y el Real Betis salió sin complejos en el Bernabéu, infundado en su camiseta verdiblanca ahogó al Real Madrid arriba, con el canterano Vadillo a la cabeza comenzó asaltar la portería blanca de forma inquietante. El Real Madrid se supo reponer, adaptándose a las características del rival, empezando a esbozar un fútbol que terminaría por perfilar en el segundo tiempo. Fue ahí, cuando al Real Betis se le cae la espada con la lesión de Vadillo y al equipo blanco se le aparece el resplandor diario comenzando a colgar balones por detrás de la línea de socorro, aprovechados muy bien por Cristiano Ronaldo y Pipa Higuaín. Curioso lo de este último, abre y cierra debates él solo, hace coincidir el momento en que se hace con la credibilidad del personal con el petardazo generalmente en un partido de alta enjundia. De ahí que este siempre obligado a renacer y ramonear el pan y la sal de la parroquia blanca. Porque no es la primera vez que leo a quienes asemejan a Higuaín con Raúl González Blanco o con el espíritu Real Madrid, valga la redundancia. Y en estas hay muchos puntos que no son ciertos, porque es de agradecer que Higuaín haya sabido absorber las pautas de trabajo y sacrificios propios de la casa, lo que ocurre que los resultados mandan siempre y no es lo mismo calcar muchos goles en muchos momentos sebosos, que un gol en momentos vigorosos. Benzema por el contrario carece de lo que le sobra al otro, pero aporta más juego colectivo entre líneas y sobre todo la capacidad para rebasar defensas en los momentos en que el Real Madrid se ve enjaulado. Y finalmente el Real Madrid se hizo con el partido, los tres puntos y la vista puesta en el Olympique de Lyon. Y en este partido el Real Madrid se viste de otro traje, esbozando otra disciplina distinta, desatascando a un equipo que con la salida de Juninho año tras año no hace más que bajar escalones. El partido termina con resultados y sensaciones similares a las del Sábado.

Porque el Real Madrid pretende ser un equipo polímata, manejar diferentes disciplinas artísticas para abalanzarse encima de rivales en función de las características del mismo. Resulta irónico que el referente de este loable intento sea su entrenador José Mourinho, una especie de León Batista Alberti precisando lo que debe ser el hombre Renacentista, en este caso con el fútbol. Pero no es cuestión de ofenderlo, de cara al personal es mejor no hablar de esto, no vaya a ser que se le caiga el habito de guerrero oficial, por eso sale en rueda de prensa desviando editoriales hacía otros campos. Presume siempre de ser un tipo que va de cara, y a mi juicio embiste de lado; que explique qué quiere decir con los equipos que tiene que buscar por internet y qué explique cuales equipos pueden sacar faltas rápidas o limpiar tarjetas, no responder a eso no es precisamente ir de frente. Mientras tanto, le perdonamos, no nos queda otra, y sobre todo desde aquí nos quedamos con el plausible intento de sacar al Real Madrid de su edad media creando un fútbol de renacimiento, total y dominador de diferentes vertientes, instrucciones, materias y ordenes.

Veamos si la cosa fructifica en resultados y no queda solo en un mero intento como le ocurrió al propio señor Alberti, arquitecto, filosofo, poeta, pintor y escultor, pero un avinagrado secretario del Papa al fin y al cabo, o en cambio un Leonardo Da Vinci, sobra explicar su trayectoria. El destino en este caso se encuentra en manos del portugués, el de ser un Leonardo Da Vinci, o por el contrario ser un alborotador histriónico que pretendió definir un fútbol nuevo,...Pero que se quedó en un alborotador al fin y al cabo.

Un abrazo

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