jueves, 13 de octubre de 2011

A Nosotros,...A Todos y cada uno de Nosotros. (CRÓNICA 12/07/2010)

Difícil plasmar hoy en la Crónica tanta alegría y regocijo. Quienes nos sentimos así, que somos el noventa por ciento de la población lo entenderán. Al resto, a quienes se les ha levanto una simple sonrisa, pero su pragmatismo y empirismo les impide alcanzar esa felicidad manifiesta, también los entiendo. Porque efectivamente, el futbol no deja de ser un acontecimiento trivial y una excusa para pasarlo bien, de la misma forma que otros disfrutan con la literatura, la pintura, la música, la tauromaquia o qué se yo. Pero afortunadamente en este caso, el futbol es un acontecimiento de masas seguido por mas de 700 millones de personas, y de donde se puede vender muchas actitudes, maneras, gesto y hechos. Y ayer un país de no mas de 50 millones de habitantes intento generalizar el ser Español y mostrar algo al mundo, a mi juicio bellísimo.

El partido estaba marcado no sólo por la presencia del debutante, España, sino también por la del contrincante que había jugado nada menos que dos finales seguidas con un juego bastante similar al nuestro actual. Pero los años pasan, debido quizás al desazón que supone no alcanzar la gloria anterior, Holanda no fue fiel a lo que planteaba en los años 70 y 80. Efectivamente, no era la Naranja Mecánica que nos contaban nuestros padres: la de Johan Cruyff, Neskens o Rep. Holanda llevó el partido a las trincheras, invadiéndolo de codazos, patadas y entradas de muy mal gusto. La actitud del árbitro en estos casos siempre he dicho que la entiendo, porque sorprendería a cualquiera, y siempre se intenta no ser el protagonista de la fiesta. España pese a eso vendió ese ademán al mundo de fidelidad a una idea, en este caso de futbol, pero bien la podríamos hacer extensible a cualquier otro ámbito, permítanme el atrevimiento. Siguió tocando, adueñándose del balón, protestando lo justo y aguantando estoicamente las tarascadas del rival, con dos motores de gran carburación Xavi Hernández y Andrés Iniesta, y con futbolistas como Sergio Ramos que no ceso de subir a la torre a intentar hacer sonar la campana. Suyas fueron las dos ocasiones del primer tiempo. 

En la segunda parte, sacamos un segundo motor, el de Cesc Fabregas y llevamos la intensidad del juego a la máxima potencia y bien podían haber caído un par de goles, contando con las paradas de Casillas, que consiguió vencer la presión mediática que justamente le asfixió al inicio del Mundial. El gol se hizo esperar, y estaba reservado para un auténtico genio, Andres Iniesta. Iniesta en este caso nos vende humildad, trabajo y la responsabilidad de estar en los momentos importantes, en los que se le necesita. Hombre de poblachón manchego e hijo de albañil, que representa ayer el sueno del "niño Español", meter el gol de la final de un Mundial. Pero Iniesta al igual que sus compañeros también vende el sentimiento de acordarse de los que podían haber estado y no están. España alza la Copa del Mundo de futbol, por primera vez en su historia y toda España se convierte en jubilo.

Porque España es un país especial, de historia y raíces muy profundas, mestizaje de culturas y lenguas que representa la propia idiosincrasia de ser español y que muchas veces nos es difícil representar, gestionar y costear. El triunfo de ayer es un resultado gestado por más de 100 años de trabajo en el juego futbolístico, por aficionados, periodistas, entrenadores y presidentes de todos y cada uno de los clubes de cualquier categoría. De todos aquellos futbolistas que lo han intentado con todas sus fuerzas y no han podido: bien sea Di Stefano, Paco Gento, Kubala, Amancio, Zarra, Luis Suarez, Zoco, Ramallets, Juanito, Santillana, Victor Muñoz, Camacho, Alexanco, Butragueño, al Dream Team, Pep Guardiola, Goicotxea, Salinas, Berigistain, Morientes, Hierro,...Y tantos y tantos otros. Va dedicado a los disgustos pasados, que también nos han hecho grandes, el codazo de Tasotti a Luis Enrique con el "pícala Salinas, desgraciado pícala!!", la tanda de penaltis contra Inglaterra, el infortunio de Zubizarreta, la bola a las nubes del penalti de Raúl o el atraco de Korea. Este triunfo tiene que ir dedicado a quienes han nacido aquí, a quienes recibimos de otros sitios, a quienes se van, a quienes se van y luego vuelven, a quienes nos visitan,...En definitiva a nosotros, a todos y cada uno de nosotros.

Un abrazo

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