martes, 1 de noviembre de 2011

PONGAMOS QUE ESCRIBO DEL “ALETI”

En esta ocasión no hablaremos de los dos polos de esta nuestra Liga, Real Madrid - Barcelona. Ambos siguen paso rampante y al galope degollando rivales a su paso. “La Garita de Concha Espina” pondrá el ojo en otro lado, allá en el barrio Arganzuela, entre Aluche y Pirámides. A muchos se les olvida, lógico hace bastantes años que no ocurre, pero de la mano junto con Real Madrid y Barcelona paseaba un equipo hoy de 108 años de historia, gestado en una cultura vasca, que hereda los colores del histórico Athletic Club de Bilbao y que de esta valiosa herencia construye un equipo de enormes laureles. Es el Club Atlético de Madrid. 

Pongámonos en antecedentes; el Atlético de Madrid nace con la ilusión y el trabajo de aquellos jóvenes estudiantes soñadores de los que solemos rendir homenaje por aquí. Se hace con la riendas un presidente con falta de ilusión, Enrique Allende y los muchos que iban aglutinando este incipiente sentimiento Atlético no pasaron ni media y se lo llevaron a las alcantarillas. A raíz de ahí el equipo comienza a crecer, con jugadores vigorosos muchos salidos del ejército, de la aviación, la profesionalización del fútbol no existía y el equipo volaba alto. Los años cuarenta de la mano de Ricardo Zamora en el banquillo se hace con dos títulos de Liga consecutivos. El Aleti ya albergaba en el imaginario de las gentes, muy por encima quizás del Real Madrid. Los años 50 fueron un pulso entre ambos. A diferencia de otros equipos los presidentes rotaban de tres en tres años, poniendo todos y cada uno de ellos lo mejor de sí, y construyendo un castillo precioso, Navarro Garnica, Touzón o Cesareo Galindez. Construyen un estadio, el Metropolitano, curiosamente en esos años reinaba la solidaridad entre sucesores y todos remaban a una. Es en los finales de los 60 y 70 cuando el Aleti le come la oreja a cualquiera, con futbolistas que pasarían a la historia de fuerte relumbrón como Gárate, Ruben “Ratón” Ayala, Abelardo, Luis Aragonés o el gran Reina. Verdaderamente eran el terror de las áreas, llegando a la final de la Copa de Europa en Bruselas contra el todo poderoso Bayern de Munich. Por el canto de un duro el Atlético se queda sin título, pero pese a ello conquista esta vez el imaginario europeo. El fútbol siempre te da segundas oportunidades y el Atlético de Madrid se remide de sus heridas con la Copa Intercontinental, el destino fue justo con él y recibe esta bocanada de aire fresco. Los ochenta fueron otro cantar, el Real Madrid de la Quinta del Buitre no deja las migajas a nadie pero el Atlético seguía con una gestión seria, la de Vicente Calderón y la construcción de su gran estadio que lleva su nombre. 

Es en los noventa cuando se apaga la luz. Como si de un rapto se tratara en unas elecciones a la presidencia presentándose dos ex ministros, el socio opta por un perfil “joven empresarial”. El destino les hace coincidir con la llegada de la Ley de las Sociedades Anónimas Deportivas. Los clubes que lucharon por su dignidad mantuvieron la titularidad de club, siempre y cuando la balanza de gastos le respetasen, Osasuna, Athletic Club de Bilbao, Real Madrid o Barcelona. El Atlético no lucho por ello, estaba ya en manos de una familia de chantajistas, maleantes y gente de muy mal vivir, con Jesús Gil a la cabeza y enseñando el dinero por la mañana, escondiéndolo por la noche pasan a ser los dueños del club. Primero se hacen con la prensa, como verán muy pocos les tosen y luego comienzan a tejer un estado de manipulación sobre su afición y socios (no capitalistas que me entiendan) para desviarlos del principal objetivo que no era otro que el lucro insaciable para sostener y blanquear otra serie de negocios sucios. Por este aro no solo pasó un club de fútbol sino también una ciudad tan prestigiosa como Marbella, traspasando dinero de un lado a otro como si de una villoría se tratara. Los que atendíamos atónitos a semejante espectáculo teníamos que decir que estaba lloviendo cuando en realidad les estaban meando. Y entre estas miasmas putrefactas el Atlético lastraba su crecimiento año tras año, no solo tenía que competir con los rivales que cada vez se rearmaban más y mejor, sino que también con un sistema judicial que no podía hacer la vista gorda a un sinfín de apropiaciones indebidas. Que lejos quedaban los años de zapatones, la casualidad, y el talento de unos pocos hicieron conseguir un doblete glorioso de Liga y Copa, pero los viejos de lugar no reconocían a su Aleti, pasó a ser un club indescifrable que puede ganar a cualquiera, cierto, pero puede perder también con cualquiera, no existe un sistema sostenido en la mínima exigencia, ahora ya no son solo los dirigentes los que se lo van llevando poco a poco o de mucho en mucho, sino también los futbolistas y cualquier agente que visite la casa. Se gana el torneo de la galleta por el que compiten los sextos y los séptimos de otras ligas europeas y el discurso se dispara a niveles insospechados. Se encadenan dos partidos buenos y se cae en los brazos de una efusividad y exceso de confianza asombrosa, se pierden otros dos y surgen las clamas contra la familia Gil. Estos son los ciclos del Atlético de Madrid, de subidas y bajadas pero en donde otros equipos le han comido la tostada y desde una visión largo placista el castillo que se construyó en los cuarenta se derrumba. Entre esta ingeniera social hay gentes que tienen argumentos para todo, los más listos y formados hablan de presupuestos o de ingresos por derechos televisivos. 

Pues bien, es cierto que el presupuesto del Real Madrid es de 450 millones, FC Barcelona 405, Atlético de Madrid con 120 millones y le siguen por detrás Valencia y Sevilla FC con 100 millones o Villarreal con 67 millones. En cualquier mercado no quedar tercero y jugar Champions sería consecuencia de caerse el palo mayor del estadio, aquí no ocurre eso. Por otro lado, el Atlético de Madrid sigue conservando el tercer puesto en el consumo de su marca se refiere y en número de aficionados no tan lejos de Real Madrid o Barcelona, o por lo menos no tan lejos para tener 300 millones menos de presupuesto. Algo se esta debiendo hacer mal en la gestión empresarial propiamente dicha.

Y luego los derechos de televisión, son desiguales, también es cierto, pero como son desiguales los ingresos en otro sector de consumo, Nike no ingresa lo mismo que John Smith, y tampoco Leche Pascual ingresa lo mismo que Lecha Gaza. Recordemos que el 80 por ciento de los pagos por Pay Per View se aglutinan en partidos del Real Madrid y Barcelona, el consumo televisivo en la Premier League verdaderamente esta muy repartido. Esto hace que el Real Madrid y Barcelona ingresen 100 millones cada uno (que conste no es el 80% del pastel) y Atlético de Madrid 43 millones. Un diferencial de 60 millones, lo que supone el 13% del presupuesto del Real Madrid. ¿Una diferencia abismal que hace que el Atlético de Madrid quede séptimo o noveno? Por debajo del Villarreal con 67 millones de presupuesto y 20 millones de ingresos por televisión o del Athletic de Bilbao con 60 millones de presupuesto y 17 millones de ingresos de televisión o por debajo del Getafe y Mallorca con 20 millones de presupuesto.

Esto es el Atlético de Madrid, un equipo histórico y glorioso de una afición enorme y ejemplar en muchos comportamientos, indescriptible su futuro a corto plazo y muy cutre en su gestión. Pero al que le han raptado el club sufriendo un castigo penitenciario tormentoso al que le quedan todavía muchos años. Y con ello se han llevado el raciocinio y el juicio que sí tuvieron sus dirigentes históricos y que ahora ahí no tiene absolutamente nadie. 

Un abrazo.

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