sábado, 21 de enero de 2012

LA HONORABILIDAD Y LA MEZQUINDAD

No es sencillo plasmar en solo dos cuartillas todo el florecer de sentimiento, sensaciones y sobre todo desazones tras esta complicada semana para el madridismo. Se podría optar por callar, por apaciguar ánimos, y que simplemente el propio paso del tiempo nos abriese los ojos sobre una postura empecinada, errada y que verdaderamente no se corresponde con lo que se construyó hace ya más de 100 años. Porque ser del Real Madrid ahora solo es posible gracias al haber vivido  un poso de muchas generaciones de victorias, de posturas y de mensajes que en su día eran lanzados al mundo y que permitían arrastrar aficiones y sonrojarte cuando visitabas otros países preguntándote; ¿Cómo es el Real Madrid? ¿A qué sabe ser del Real Madrid? 
Si algo no ha cambiado es que hoy en día nos seguimos sonrojando, pero por razones diferentes. Y te siguen preguntando ¿Que le pasa al Real Madrid? ¿Como valoras esto y lo otro? Y nos vemos obligados a fajarnos en harina y deber explicar las actuaciones de alguien que pertenece a ti, que no solo no te representa sino que de alguna forma eres tú. El equipo del Real Madrid es la extensión en un campo de fútbol de millones de aficionados, que hacen del Madridismo su forma de vida, o viceversa. 

Porque recibía el Real Madrid al FC Barcelona en los cuartos de final de una Copa del Rey, ganada el pasado año de una forma gloriosa, se reeditó en la eliminatoria de Champions League que pese a la derrota muchos nos sentimos orgullosos, a pesar de los métodos que puedan ser unos u otros. Perder se puede perder, quien da todo lo que tiene no está obligado a dar más, el ADN del Real Madrid no es el ganar por ganar, sino el no rendirse y perseverar hasta el final como camino a la victoria, ocurra lo que ocurra. Podríamos dividir el partido en dos hechos.

El primero y más trivial es que el Real Madrid salió encerrado atrás, en su área chica, con una defensa de cuatro, tres mediocentros y dos puntales arriba sirviendo a Cristiano Ronaldo como enganche. No pasa absolutamente nada por jugar así, no es lo que el Real Madrid ha practicado en sus años de historia, ni si quiera en el resto de partidos de temporada, pero se puede entender que estamos viviendo un periodo extraordinario y simplemente se están empleando otros métodos en según qué partidos. El libro de jugar al contraataque y renunciar a la posesión. Lo que ocurre es que para querer jugar al contraataque hay que saber hacerlo, y eso solo es posible cuando se ha practicado en otros partidos con total asiduidad. Esperaba el Real Madrid atrás con una línea esperpéntica de Carvalho falto de hierba y Altintop que mezcló lo respetable con lo cómico. El Real Madrid conseguía robar, las pocas veces que le era posible, Xabi Alonso se topaba con Busquets haciendo de coche escoba en un trabajo sencillo pero para el que se requiere concentración. El contraataque se empieza desde atrás, se acompaña por las bandas y se culmina en la medianía del área grande. Las bandas esa noche estaban representadas por Lass y Coentrao, faltos de desborde e ideas, y que siempre eran fotografiados a contrapié en el momento en que el Real Madrid emprendía filas. La defensa era una atentica angustia, la cogía Xavi haciendo fluir el juego y creando contextos en el que Xabi Alonso quedaba sometido en un dos contra tres; del de Terrasa con; Iniesta, Messi y Alexis en el orden que prefieran. En ese contexto, el futbolista se ve reprimido atrás, desbordado y las aguas le llegan al cuello,  recurriendo a la falta en cualquiera de sus vertientes. En el primer tiempo asistimos al “Mundo Mourinho”, nadie negará que la suerte no estuvo de su lado, dos contraataques que funcionan, uno que termina en gol y soportando más o menos y no sin apuros las continuas puñadas del rival. El segundo tiempo es constatación de que quien trabaja con cuchillos las veinticuatro horas del día se acaba cortando, quizás en la situación más irrisoria e inesperada posible y eso fue lo que le ocurrió al Real Madrid en el córner cabeceado por Puyol. Resulta pueril y demasiado matemático creer que el Real Madrid haciendo las cosas muy bien atrás no podría llevarse goles si el FC Barcelona cumplía también con su parte del contrato. Y no hubo reacción ni cambio, porque en el fútbol pasar de atacar a defender es relativamente sencillo, mientras que pasar de defender a atacar se hace más difícil, como si de economías de escala se tratase. Las explicaciones del técnico son las de siempre en estos partidos, analizar la acción humana imperfecta y a-logarítmica como algo ajustado a un patrón perfecto, como si de un mecanismo material o tecnológico se tratase. Declaraciones correctas si José Mourinho fuese el jefe de mecánica de Ferrari, pero no cuando en un campo de fútbol no se encuentran bielas, bujías, tornillos o neumáticos y sí seres humanos. No le niego el pan y la sal a Mourinho, es un trabajador ingenito, de amplios conocimiento futbolísticos, la derrota ayuda a aprender, y hacerte más fuerte, pero esto solo puede ser compensado con mejoras, que no se atisban derbi tras derbi.

El segundo hecho, fue el de un futbolista de unas cualidades físicas y defensivas como muy pocos han tenido en la historia del Real Madrid. Se trata de Pepe, quizás el jugador más sometido a este esquema y a este tipo de juego que despliega el Barcelona. Pepe es un jugador limpio, a penas recurre a las faltas porque su potencia física y colocación le otorga esos lujos. Verdaderamente es un virtuoso del fútbol. Y es precisamente en esa virtud donde lleva la penitencia y sus muchos comportamientos que no tienen justificación alguna. Pero todo esto es lo de menos, de la misma forma hay que decir de él que es un canalla y un autentico villano del fútbol. Destapa el frasco de veneno cuando se mira a los ojos de la derrota y es capaz de transcribir escenas que ni en mi imaginación se podrían crear. En una jugada aislada, con total y plena voluntariedad le estampa un pisotón en una mano a Messi mientras que recurre al árbitro en un acto perfectamente predeterminado. No es la primera vez que ocurre algo similar. Casquero lo sufrió, el Levante también y el miércoles fue Messi. Sus declaraciones son un insulto a aficionados y mundo del fútbol que deben encarrilarle a abandonar la disciplina a final de año.

Y lo que más duele de todo esto es la comparación que algunos hacen con el malogrado Juanito. Decía Manuel Vicent, “no pongas tus sucias manos sobre Mozart”. La escena de Juanito ocurrió tras un sinfín de páginas escritas y después de haber hecho cátedra sobre lo que es deportividad, fútbol, competitividad, buen hacer y sobre todo Real Madrid. En ese partido Juanito atisba como Manolo Sanchís comete una falta sobre Mathaus, y De Wert lo empuja por detrás, a esto que Juanito en frente del árbitro e impulsivamente le pisa la espalda. Al final del partido y a pie de campo tras haberse disculpado de Lottar Mathaus se dirige al mundo en los siguientes términos, “En mi carrera deportiva he tenido dos Yoes, hoy el Yo malo ha podido sobre mi, estoy totalmente arrepentido, el perjudicado soy yo, lo único que puedo decir es que me maldigo a mi mismo, y maldigo ese comportamiento que he intentado domar y del que hoy no he sabido controlar”. Recibió la correspondiente sanción del club, de la UEFA, y el perdón de la familia del fútbol. A la vuelta visitó el hotel del Bayern regalándole un estoque y una muleta al afectado y ese mismo año abandonó la disciplina del Madrid voluntariamente sin finiquito a cambio. Años mas tarde nos abandonaría a todos como el mayor ejemplo de Madridismo y héroe del deporte sobre el que yo haya podido leer y ver.

Emplear a Juanito y a Pepe en un mismo artículo es deleznable, salvo que sea para plasmar dos extremos: uno el de honorabilidad y Real Madrid, y otro el de la mezquindad y lo ruin.

Un abrazo. 

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